Tengo ganas de hincarle el diente al libro de Marina Garcés. Nunca pensé que yo pudiera romper con una amiga, no he roto ni con novios, nunca, pero me pasó y se tambalearon todos los cimientos de mi persona.
El primer día no somos amigas, somos gente que ha conectado y qué bien, oye, pero ya está. Hay mucha gente que podría ser amiga y no cuaja por falta de tiempo material y de coincidir. A las amigas las elegimos hasta cierto punto, yo qué sé.
Yo he sido mala amiga también, a veces me he dado cuenta o me lo han dicho y me he disculpado, otras ni me he enterado. A veces han sido malas amigas conmigo pero no pasa nada, a veces la gente no damos más de nosotros. A veces pasa algo que es la gota que colma el pantano y hay un cataclismo y te hace romper una amistad. Luego pasan los años y de cierta manera esa amistad vuelve a estar presente porque atan demasiados lazos en común y el rencor ya ha pasado. Y hace poco tiempo me descubrí disfrutando de tomar algo con esa ex amiga y de formar parte de su vida ligeramente
Y lo que nos queda, yo ya no sé nada. Pero la amistad no es plácida, si es amistad muta, te atraviesa y como cualquier relación humana importante trae alegrías y penas.
Qué bella imagen ese ingenuo “espejismo de una concordia inmarcesible”.
Estoy de acuerdo con Marina, yo jamás me vi capaz de romper amistades y sin embargo, sin querer (consciente o inconscientemente), terminé siendo una de esas partes que rompió la cuerda y no quiso hacerle un nudo.
¿Cuál es ese ensayo del que habláis de Marina Garcés?
¿Para cuándo tendremos la oportunidad de leer tu ensayo Irene?
Enhorabuena por esa breve reflexión de la amistad, ha sido muy estimulante e invita a todos a una buena reflexión, porque creo que gran parte de nosotros somos amigos/as imperfectos.
¡Qué buena!
Tengo ganas de hincarle el diente al libro de Marina Garcés. Nunca pensé que yo pudiera romper con una amiga, no he roto ni con novios, nunca, pero me pasó y se tambalearon todos los cimientos de mi persona.
El primer día no somos amigas, somos gente que ha conectado y qué bien, oye, pero ya está. Hay mucha gente que podría ser amiga y no cuaja por falta de tiempo material y de coincidir. A las amigas las elegimos hasta cierto punto, yo qué sé.
Yo he sido mala amiga también, a veces me he dado cuenta o me lo han dicho y me he disculpado, otras ni me he enterado. A veces han sido malas amigas conmigo pero no pasa nada, a veces la gente no damos más de nosotros. A veces pasa algo que es la gota que colma el pantano y hay un cataclismo y te hace romper una amistad. Luego pasan los años y de cierta manera esa amistad vuelve a estar presente porque atan demasiados lazos en común y el rencor ya ha pasado. Y hace poco tiempo me descubrí disfrutando de tomar algo con esa ex amiga y de formar parte de su vida ligeramente
Y lo que nos queda, yo ya no sé nada. Pero la amistad no es plácida, si es amistad muta, te atraviesa y como cualquier relación humana importante trae alegrías y penas.
Qué bella imagen ese ingenuo “espejismo de una concordia inmarcesible”.
Estoy de acuerdo con Marina, yo jamás me vi capaz de romper amistades y sin embargo, sin querer (consciente o inconscientemente), terminé siendo una de esas partes que rompió la cuerda y no quiso hacerle un nudo.
¿Cuál es ese ensayo del que habláis de Marina Garcés?
¿Para cuándo tendremos la oportunidad de leer tu ensayo Irene?
Enhorabuena por esa breve reflexión de la amistad, ha sido muy estimulante e invita a todos a una buena reflexión, porque creo que gran parte de nosotros somos amigos/as imperfectos.
Un abrazo