Para la última audición de violonchelo antes de entrar en el conservatorio, mi profesor se empeñó en que tocara de memoria por primera vez.
—Pero tú sacas la partitura y dejas el atril a un ladito, aunque no la mires, que eso queda muy elegante —me dijo.
Yo no veía la elegancia por ninguna parte —sigo sin verla—, pero era mi profesor y le hice caso.
Aunque…
Continúa leyendo con una prueba gratuita de 7 días
Suscríbete a Próxima estación para seguir leyendo este post y obtener 7 días de acceso gratis al archivo completo de posts.