Las grietas de la soledad
Ellos, con quince, dieciséis, diecisiete años, se comen el escenario y demuestran que es posible argumentar con elegancia
Lo que más me gusta de trabajar en soledad es cuando esa soledad se agrieta. El fenómeno —por temporadas extraño— suele deberse a proyectos, hermanamientos o alianzas que funcionan como un transplante: primero, me extraen con cuidado de la maceta; durante un tiempo mis raíces se oxigenan, respiran aire limpio; finalmente regreso a la tierra, a una recip…
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