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Historias que quiero escribir
—Un estudiante de canto inicia un proceso de transición de género. Toma hormonas. Le cambia la voz. Pasa de tenor a soprano en cuestión de meses.
—A una mujer le regalan un libro de arte. Se obsesiona con él. Todas las noches dedica varias horas a observar las reproducciones de los cuadros, esperando acceder a algún significado oculto que no llega nunca.
—Isabel Preysler decide dejar de ser elegante. Se presenta en las alfombras rojas sin maquillar. Sale a la calle en chándal. No vuelve a ponerse joyas. Renuncia a la rutina de retoques estéticos y tratamientos cosméticos. Como consecuencia de ello, la prensa rosa la persigue más que antes. Isabel le roba todo el protagonismo a su hija Tamara, tan elegante, tan maquillada, tan bien vestida, tan retocada.
—Todos los seres humanos del planeta nos enamoramos del vecino o vecina de arriba. Los del último piso no se enamoran de nadie. De los del primer piso no se enamora nadie. Los que residen en casas son los que viven más solos y aburridos, pero posiblemente también con mayor tranquilidad.
—Después de toda una vida creyéndose guapísimo, un hombre se da cuenta de que es objetivamente, indiscutiblemente feo.
—Una sociedad de un futuro próximo en la que la gente, demasiado ensimismada y obsesionada con su propio atractivo, ha perdido el deseo sexual. Los únicos que continúan queriendo practicar sexo son justo los que no se pueden reproducir: los ancianos.
—Un booktuber con cientos de miles de seguidores publica novelas con pseudónimo y las recomienda con entusiasmo en su propio canal.
—Un hombre muere en la ducha. Su hija de cinco años cree que sólo está haciéndose el remolón porque no tiene ganas de ir al trabajo. Con mucho esfuerzo, la niña lo viste, lo peina e intenta darle el desayuno. No quiere llegar tarde al cole: es el padre quien la lleva en coche todos los días.
—Una mujer muere atacada por un jabalí. Sus hijos, que llevan años sin hablarse, se ven obligados a relacionarse para gestionar la burocracia de la muerte.
—Ensayo autobiográfico sobre por qué no puedo tocar el violonchelo (por qué paso semanas sin verlo a pesar de que comparto espacio con él cerca de diez horas al día).
—La hija / nieta comprada de Ana Obregón se hace mayor y lee la entrevista que dio su madre / abuela diecisiete días antes de ir a recogerla a Miami. En ella, Ana Obregón (ya fallecida) afirma que su mejor momento del día es cuando se duerme y pierde el conocimiento durante unas horas.
—Un nonagenario recorre todos los formatos de la televisión nacional sobre búsqueda de pareja. El amor lo esquiva. Llega al último programa. Tampoco hay éxito. Más esperanzado que nunca, vuelve a empezar por el primero.
Hasta el lunes que viene,
Irene